21 de Diciembre de 2025
 
21 de Diciembre de 2025
 
País de Tragicomedia
Uriel Flores Aguayo
Uriel Flores

25 Sep 2025

Tengo la impresión de que la mayoría de los mexicanos viven con poca o nula información de la vida pública en nuestro país. No se interesan en general de los asuntos políticos, por ejemplo. Su aprecio por la democracia y el estado de derecho es mínimo. La sociedad va por una vía y la clase política por otra, la exclusiva. No somos un país normal. Dominan la violencia y el miedo. Podemos ser omisos o testigos silenciosos de hechos graves que ponen en riesgo nuestra vida, sin decir nada y sin hacer algo. El Estado nacional no cumple con su función principal: la seguridad. Sin esa tarea cubierta a plenitud, todo lo demás se pierde. Junto a la seguridad, serían la salud y la educación, en el modelo e historia mexicanas,con la justicia, los pilares del papel del Estado. Todo lo demás es asunto de visón y creatividad, pero resulta accesorio. Si el Estado no cumple con lo básico , se vuelve ineficaz, inútil o fallido. Sin el predominio de las leyes pasamos a vivir en la ley de la selva, donde impera el poder del más fuerte. En esas andamos. No somos un país normal aunque finjamos o ni siquiera nos demos cuenta, con la violencia normalizada. Tanto aparato gubernamental y tantas fuerzas armadas para vivir sin servicios adecuados y con miedo. La delincuencia es poderosa e impune, impone su ley, pasa sobre la sociedad y los gobiernos. Hay mil casos y ejemplos que muestran la ausencia de gobierno, parcial o total, desde las fallas de infraestructura, la falta de medicinas y los múltiples actos delictivos que van de los robos a los secuestros y los asesinatos. Ver todos los días las matanzas contra policías y ciudadanos, en la luz del día y en vías públicas muestra un país en descomposición. No es justo. Carreteras peligrosas, centros turísticos peligrosos, robo de gas y gasolina a nivel industrial, desaparecidos, políticos convertidos en delincuentes o a la inversa. Mal tiempo para México. Al final perdemos todos : la ciudadanía se abstiene casi de todo y los gobiernos se dedican al auto consumo, al elogio mutuo y al derroche. Andamos tan tranquilos, como si todo fuera normal. No lo es. No lo merecemos. Si un pequeño porcentaje de los funcionarios y representantes cumplieran en lo básico con sus obligaciones, otra historia escribiríamos. No lo entienden o simulan, y tampoco se ver presionados por la ciudadanía, que tiende a la apatía. Los partidos políticos en general hacen política para sí mismos, no cumplen con su papel legal y social, ni se involucran con los grandes asuntos sociales ni son escuela democrática. La clase política en general es tradicional, hace una política de fachada y dedica su tiempo para sí misma. Es parte del problema, no la solución. Otra cosa es su condición repelente a la cultura y a un ambiente intelectual; no leen, no escriben, no debaten y tampoco portan ideas. Son un cuello de botella. Y mal ejemplo . Para no hacer casi nada y contar con privilegios, motivan a que muchos quieran ser como ellos. Nos instalamos en un círculo vicioso: malos políticos y problemas sin resolver. Asuntos que se quedan a medias, responsabilidades que no se atienden, funcionarios que no se enteran de nada, legisladores que no hablan ni cumplen , partidos cascaron y aparato público costoso e inútil. Este alegato es realista, no contiene amargura, se que tenemos problemas estructurales que no se resuelven rápido, y que no será pronto cuando se encuentren alternativas. Llevará mucho tiempo ser un país normal, con una sociedad fuerte y gobiernos útiles. Aquí no importan el color o los discursos , la política que se requiere es de apertura, inclusión, capaz, compromiso y visión. Eso se podría encontrar en cualquier fuerza política si son auto críticos y dejan de verse el ombligo. Es necesario armar menos teatros políticos y hacer lo correcto. Esa debe ser la bandera ciudadana.
Recadito: ya falta poco para la llegada de una nueva administración en Xalapa. Que sea para bien.