Poza Rica, Ver. - Vecinos de Poza Rica enfrentan sin descanso las secuelas del desbordamiento del río Cazones; la ayuda oficial avanza con lentitud, mientras el Ejército y brigadas ciudadanas sostienen el auxilio. /

José Luis Ortega Vidal | Poza Rica, Ver. | 20 Oct 2025

A diez días del desbordamiento del río Cazones, la colonia Ignacio de la Llave continúa bajo los estragos del lodo, la pestilencia y la pérdida. Entre calles cubiertas de desechos y casas inhabitables, vecinos —hombres, mujeres, jóvenes y adultos— trabajan sin descanso para limpiar, rescatar lo posible y reconstruir su entorno.

En la calle Silverio Pérez, dos camiones del Ejército Mexicano reparten cajas de huevo y víveres entre los damnificados. También han llegado camionetas con despensas, artículos de limpieza y cubetas procedentes del Estado de México. La solidaridad civil y militar sostiene la sobrevivencia, ante la lentitud de las acciones oficiales para atender la emergencia.

Los habitantes, cubiertos de lodo y cansancio, avanzan entre los restos de muebles, colchones y aparatos destruidos. La colonia, una de las más afectadas por la inundación del pasado viernes 10 de octubre, mantiene calles convertidas en canales de desechos. La maquinaria pesada intenta despejar toneladas de basura y lodo acumulado, mientras las lluvias intermitentes reavivan la amenaza del agua.

El acceso principal por la calle Silverio Pérez comunica con el bulevar Lázaro Cárdenas, una de las pocas rutas transitables hacia las colonias Ignacio de la Llave y Las Granjas, donde la ayuda institucional sigue sin llegar de forma suficiente. “Todo ayuda, o más bien algo ayuda y algo ayudará”, expresa un vecino que coordina la limpieza con sus familiares.

Entre la ruina, los pozarricenses muestran una determinación que no cede. “Trabajamos como quien reta al destino”, dice una mujer mientras arrastra un colchón empapado. En sus palabras se resume el ánimo colectivo: el coraje, en su sentido más amplio, se ha vuelto el motor para resistir.

La tragedia del norte veracruzano ha dejado, hasta ahora, más de 30 personas fallecidas, 18 desaparecidas y miles de viviendas afectadas. Sin embargo, en colonias como Ignacio de la Llave, la vida comienza a reorganizarse entre el fango, con la fuerza de quienes, sin esperar a nadie, han decidido volver a empezar.