José Luis Ortega Vidal | Poza Rica, Ver. | 13 Oct 2025
Bajo un sol intenso y un calor de más de 30 grados, Poza Rica amaneció dividida entre la normalidad y la tragedia. En el centro de la ciudad, los mercados municipales, el palacio, los parques, los hospitales, las oficinas y la mayoría de los negocios reanudaron sus actividades cotidianas tras el paso de las lluvias que inundaron gran parte del municipio.
Sin embargo, más de veinte colonias continúan sumidas en el lodo y la incertidumbre, principalmente en las zonas poniente y norte, donde el río Cazones desbordó su cauce el pasado viernes, anegando viviendas, la central camionera y la zona universitaria de la Universidad Veracruzana (UV), sede de las facultades de Ciencias de la Salud.
Mientras el Poza Rica laboral recupera su ritmo, otro Poza Rica —el de las familias damnificadas— lucha por recomponer su vida cotidiana. Vecinos, comerciantes y grupos civiles se han organizado para brindar alimentos, ropa y agua potable a quienes perdieron todo. “No podemos quedarnos con los brazos cruzados, hoy nos toca ayudar”, expresó una comerciante del mercado municipal que participa en los centros de acopio improvisados.
Las brigadas de limpieza, integradas por voluntarios y personal del ayuntamiento, recorren las calles afectadas retirando escombros y desechos acumulados tras el descenso del agua. En tanto, las autoridades municipales han pedido paciencia y colaboración a la población, asegurando que los apoyos federales y estatales llegarán en los próximos días.
A pesar de la devastación, el ánimo solidario caracteriza la respuesta ciudadana. En los parques y explanadas se reparten víveres, mientras familias enteras colaboran para rescatar pertenencias, limpiar calles y rescatar animales. En redes sociales, el mensaje se repite con una sola voz: “Poza Rica no se rinde”.
Entre el dolor y el esfuerzo por recuperar la normalidad, la ciudad petrolera muestra su fortaleza y sentido de comunidad. Poza Rica —esa urbe que respira trabajo y esperanza— se levanta sobre el barro, dispuesta a curar sus heridas con la fuerza de su gente.
