

José Luis Ortega Vidal | Poza Rica, Ver. | 13 Oct 2025
“Lo perdimos todo”, dice don Fernando, vecino de la colonia Morelos, mientras observa los restos de su vivienda anegada por las lluvias del pasado viernes 10 de octubre. Como muchos habitantes del norte de Veracruz, su familia enfrenta hoy la devastación provocada por el desbordamiento de los ríos y la lenta llegada de ayuda oficial.
El testimonio de don Fernando refleja la gravedad de la situación en varias colonias de Poza Rica, donde vecinos reportan personas desaparecidas y graves daños materiales. En el sector de la Morelos, una de las zonas más afectadas, estudiantes de la Universidad Veracruzana —que asisten a las facultades de Ciencias de la Salud— también resultaron damnificados, pues muchas de sus viviendas quedaron bajo el agua.
Fotografías obtenidas en los recorridos por las colonias Flores Magón y Morelos muestran calles cubiertas de lodo, muebles apilados en las banquetas y familias intentando rescatar lo poco que quedó. En ambas comunidades, los vecinos coinciden en que la ayuda gubernamental llegó con retraso: en la Morelos fue hasta la mañana de este lunes, mientras que en la Flores Magón arribaron brigadas de apoyo hasta por la tarde.
A pesar de la demora en los apoyos oficiales, la respuesta de la sociedad civil ha sido inmediata. Colectivos ciudadanos, comerciantes y estudiantes de distintas universidades han organizado acopios, cocinas comunitarias y brigadas de limpieza para atender a las familias más afectadas.
“Ha sido la gente la que nos ha tendido la mano, los jóvenes que traen comida, ropa seca, lo que pueden”, comentó una vecina de la colonia Flores Magón que prefirió omitir su nombre.
Las intensas lluvias registradas desde el jueves provocaron el desbordamiento de ríos y arroyos, afectando severamente viviendas, escuelas y comercios. De acuerdo con reportes de Protección Civil, Poza Rica es uno de los municipios con mayor número de damnificados, junto con Tihuatlán y Álamo.
Mientras las autoridades estatales y federales mantienen operativos para evaluar daños y restablecer servicios, la población continúa solicitando víveres, agua potable y atención médica. En los albergues improvisados se resguardan familias completas que, como don Fernando, no saben aún cuándo podrán regresar a casa.
Entre el dolor y la pérdida, también sobresale la fuerza solidaria de la población pozarricense, que ha demostrado una vez más su capacidad para organizarse y resistir ante la adversidad. “Nos levantaremos poco a poco, con lo que tengamos y con quien quiera ayudarnos”, concluye don Fernando, mientras el sol vuelve tímidamente sobre una ciudad todavía herida por el agua.