

Ciudad de México - Eduardo “Lalo” García, originario de Guanajuato, construyó en México una de las cocinas más reconocidas de América Latina tras haber sido expulsado de Estados Unidos. /
Redacción Bitácoras Políticas | Ciudad de México | 21 Ago 2025
El chef mexicano Eduardo “Lalo” García, originario de Guanajuato y exmigrante en Estados Unidos, obtuvo en junio pasado una estrella Michelin con su restaurante Máximo, ubicado en la capital del país. El reconocimiento internacional llega después de una historia marcada por la migración, el trabajo en el campo y dos deportaciones.
García migró con su familia a Estados Unidos a los 9 años y comenzó a trabajar como jornalero agrícola. Más tarde, a los 16, entró a una cocina como lavaplatos en Atlanta, sin imaginar que esa experiencia lo conduciría a una carrera gastronómica. Tras ser deportado en dos ocasiones, en 2000 y en 2007, decidió establecerse definitivamente en México, donde consolidó un proyecto culinario que fusiona la tradición nacional con técnicas francesas.
En entrevista con la agencia EFE, el chef señaló que su trayectoria refleja las dificultades que enfrentan miles de migrantes mexicanos en Estados Unidos, quienes, dijo, realizan trabajos “que nadie más quiere hacer” en condiciones precarias y con baja remuneración. Recordó además que su propia familia vivió la “devastación del campo mexicano”, fenómeno que, en su opinión, se agravó con los efectos del tratado de libre comercio al abaratar los productos nacionales y encarecer la producción.
Su restaurante Máximo ha figurado desde 2015 en la lista Latin America’s 50 Best Restaurants, pero García sostiene que lo más importante de sus logros no son los premios, sino la posibilidad de trabajar en equipo y ofrecer oportunidades a otros mexicanos que, como él, vivieron la experiencia migratoria en Estados Unidos.
“Sí existe el sueño mexicano”, afirmó el cocinero, convencido de que en el país hay espacio para crecer. Explicó que en su cocina ha integrado a colaboradores que retornaron de Estados Unidos, algunos con temor a la discriminación o a las políticas de persecución migratoria, y que ahora han encontrado en México un lugar para desarrollarse.
Además de su labor gastronómica, García es embajador de Save the Children, organización para la cual organiza alrededor de veinte cenas al año con fines benéficos. Dijo que su experiencia como niño migrante lo llevó a involucrarse en estas causas y planteó que sería deseable que más restauranteros destinen parte de su trabajo a respaldar a la niñez.
Con la estrella Michelin, el chef reafirma su lugar entre los referentes de la alta cocina mexicana y, al mismo tiempo, sostiene un discurso crítico sobre la migración, el campo y las oportunidades de desarrollo en el país que lo vio regresar después de la deportación.