Xalapa, Ver. - En su comunicado dominical, la Iglesia católica llama a la solidaridad y a derribar los muros de la exclusión, la desigualdad y la indiferencia para alcanzar justicia y paz social. /

Irineo Pérez Melo | Xalapa, Ver. | 03 Ago 2025

La Arquidiócesis de Xalapa advirtió que la avaricia y la codicia están contribuyendo a la invisibilización de millones de personas que viven en situación de pobreza en México, al tiempo que hizo un llamado a la solidaridad y al compromiso colectivo para erradicar las barreras sociales que perpetúan la desigualdad. En su mensaje dominical, firmado por el presbítero Juan Beristaín de los Santos, la Iglesia exhortó a no consagrar todas las energías a la acumulación individual de riqueza, olvidando a quienes más sufren.

“Será una insensatez consagrar todas las energías, la imaginación, el tiempo y las mejores capacidades para adquirir y conservar la riqueza solo para uno mismo”, advierte el texto emitido por la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis. En cambio, sostiene que solo a través del compromiso con el bien común y la ayuda mutua se podrá derribar “los muros de la pobreza, la desigualdad y la exclusión”.

El documento recuerda que 44 millones de mexicanos viven en pobreza, 50 millones carecen de servicios de salud, más de 200 mil han sido asesinados en los últimos años, y cerca de 75 mil permanecen desaparecidos. A esto se suma la pérdida de más de 400 mil empleos formales y la precariedad laboral que enfrentan 32 millones de personas insertas en la economía informal.

Desde una visión evangélica, la Arquidiócesis retoma el mensaje del capítulo 12 del Evangelio según San Lucas para subrayar la importancia de ser “ricos ante Dios”, es decir, de construir un nuevo estilo de vida donde el servicio, la justicia y la paz sean prioridad sobre el individualismo materialista.

El comunicado destaca que uno de los rasgos más lúcidos de la predicación de Jesús fue su capacidad para desenmascarar “el poder alienador y deshumanizador que se encierra en la tentación constante de acumular riquezas”. Frente a esta realidad, se propone una conversión ética y espiritual que ponga en el centro al ser humano y su dignidad.

Finalmente, la Arquidiócesis hizo un llamado a los fieles a mirar con compasión y responsabilidad a quienes han sido marginados por un sistema económico que excluye y empobrece, y a comprometerse con acciones concretas de justicia y fraternidad que construyan la paz desde lo local.