Redacción Bitácoras Políticas | Veracruz, Ver. | 31 Jul 2025
Durante labores de excavación para la introducción de tubería y el reemplazo de concreto en la avenida Independencia, en pleno centro histórico de Veracruz, fueron hallados fragmentos de piedra que podrían pertenecer a los cimientos de la antigua Puerta de la Merced, una de las entradas principales de la muralla que rodeó la ciudad en siglos pasados.
El hallazgo se produjo cuando maquinaria pesada trabajaba a pocos metros de la esquina con la calle López Rayón. Al detectar la presencia de piedra múcara —material comúnmente utilizado en las construcciones virreinales—, los trabajadores detuvieron las obras y notificaron a sus superiores. De inmediato se dio parte al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), instancia que envió personal para realizar inspecciones preliminares.
Investigadores del INAH acudieron al sitio e identificaron los fragmentos como posibles restos de la emblemática puerta, que funcionó como acceso a la ciudad fortificada. Aunque los vestigios se encuentran deteriorados por intervenciones urbanas ocurridas desde finales del siglo XIX, se realizan labores de limpieza y registro para confirmar su origen y valorar su conservación.
La muralla de Veracruz, concluida en el siglo XVIII, tuvo una extensión de 2.5 kilómetros, una altura promedio de 3.34 metros y un grosor de 84 centímetros. Estaba construida con mampostería, cal y canto, y contaba con aspilleras —ranuras verticales que permitían a los soldados disparar sin exponerse—, cumpliendo una función defensiva crucial durante el periodo colonial.
La muralla subsistió incluso en los primeros años del México independiente, pero su permanencia comenzó a generar conflictos con la modernización urbana. Con la llegada del ferrocarril en 1873, fue necesario abrir parte de la estructura para permitir el ingreso del tren al puerto. Además, la muralla impedía la circulación del aire fresco y generaba acumulaciones de arena en distintas zonas de la ciudad.
Ante estas problemáticas, los entonces regidores Francisco Canal y José González Pagés, junto con el alcalde Domingo Bureau, solicitaron al presidente Porfirio Díaz autorización para demoler la muralla, administrada entonces por la Secretaría de Guerra y Marina. La solicitud fue aprobada, y el 14 de julio de 1880, el Ayuntamiento de Veracruz llevó a cabo una ceremonia solemne para iniciar su derribo, en presencia de autoridades municipales, comerciantes y ciudadanos, acompañados por la Banda de Música Municipal.
Hoy en día, aún subsisten algunos vestigios de la muralla. Uno de los más visibles se ubica en las inmediaciones de la antigua Aduana Marítima, actual sede de la Región Naval, y otro en la parte posterior del mercado de artesanías, donde se construye la Plaza Heroísmo Veracruzano. Ambos puntos han sido identificados previamente por el INAH.
El hallazgo reciente refuerza la importancia de preservar la memoria histórica de Veracruz y pone de relieve la necesidad de supervisión arqueológica en intervenciones urbanas dentro de zonas patrimoniales. El INAH continúa con el análisis de los elementos encontrados para determinar su destino y eventual integración al acervo histórico de la ciudad.
