Redacción Bitácoras Políticas | Xalapa, Ver. | 08 Jul 2025
Tras ocho décadas de servicio ininterrumpido, los Baños de Vapor “El Museo Marino” anunciaron su cierre definitivo, marcando el fin de una era para la capital veracruzana. A través de un mensaje difundido en redes sociales, los administradores del establecimiento informaron la decisión con palabras de agradecimiento y nostalgia, generando una fuerte reacción entre vecinos, clientes y ciudadanos que crecieron con su presencia en el centro histórico de la ciudad.
“Con el corazón lleno de gratitud y un nudo en la garganta”, comienza el comunicado difundido este lunes, en el que se confirma que el local, fundado hace 80 años, cerrará sus puertas de manera definitiva. La noticia fue recibida con pesar por decenas de usuarios que expresaron en redes sociales sus recuerdos y vivencias en este espacio que trascendió su función comercial para convertirse en parte del paisaje emocional de Xalapa.
Ubicado en el corazón de la ciudad, “El Museo Marino” fue durante generaciones un punto de encuentro para obreros, oficinistas, estudiantes, abuelos y nietos. Su oferta no se limitaba al baño de vapor: representaba una tradición viva, un refugio cotidiano, un lugar de descanso, conversación y comunidad.
La administración del establecimiento agradeció a su clientela por el cariño y la confianza depositada durante décadas. En su mensaje, destacaron que el lugar fue “más que un negocio… un hogar”, expresión que sintetiza la carga simbólica que el recinto adquirió para muchos xalapeños.
Si bien no se especificaron las causas del cierre, la despedida pone en evidencia los desafíos que enfrentan negocios tradicionales en contextos económicos cambiantes, ante el crecimiento de nuevas dinámicas urbanas, costos operativos elevados y una competencia que muchas veces privilegia lo rápido sobre lo ritual.
El cierre de “El Museo Marino” representa no solo el fin de una empresa, sino la desaparición de un espacio con valor histórico, cultural y afectivo. A lo largo de 80 años, este sitio albergó no solo vapor y silencio, sino también historias compartidas, vínculos intergeneracionales y una forma de habitar la ciudad que se resiste a desaparecer.
Entre los comentarios más recurrentes de la ciudadanía destacan frases como “se va una parte de nuestra infancia” o “Se está perdiendo Xalapa”. Para muchos, el cierre significa la pérdida de una institución local que ofrecía más que un servicio: ofrecía identidad, calidez y arraigo.
En tiempos donde las ciudades cambian rápidamente, la desaparición de espacios como este recuerda la importancia de preservar no solo monumentos físicos, sino también las memorias que los habitan. El legado de “El Museo Marino” quedará inscrito en la memoria colectiva de Xalapa, como un símbolo de tradición, resistencia y comunidad.
